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Composición Visual

 COMPOSICIÓN VISUAL.
 
Una composición visual es, en artes visuales, el resultado de ordenar los elementos visuales básicos de la obra de arte para expresar ideas y sentimientos. La selección y la colocación de los elementos en un trabajo visual contribuye a una respuesta del espectador, la obra de arte puede ser un placer para la vista si los elementos que la configuran están dispuestos de manera equilibrada.
Elementos de la composición visual.
 
Para realizar toda composición visual habría que partir de una serie de elementos básicos: Punto, línea, contorno, dirección, textura, dimensión, escala y movimiento. Todas ellas hay que saber elegirlas teniendo en cuenta la función del mensaje y su plasmación visual. Las opciones de diseño serán muy variadas pues el artista tendrá en cuenta tanto el público que ve como el que percibe, al que está dotado como al que no está. Es necesaria la comprensión de un mensaje visual.
 
El diseñador tendrá en cuenta el tipo de técnica a elegir dependiendo de la función, puesto que no es lo mismo diseñar un cartel de una fiesta donde se basa en la espontaneidad o fragmentación que son técnicas que aluden alegría y movimiento que diseñar un cartel informativo para un hospital donde las técnicas usadas serían simetría o unidad en acuerdo con el tono del lugar.
 
Técnicas principales. Las técnicas a las cual podemos acudir son múltiples, tomadas por parejas, de forma que serán examinadas presentando diferentes ejemplos. Normalmente existen dos grandes bloques con respecto a la comprensión de éstas, las técnicas sencillas aplicadas en prensa diaria o revistas o técnicas de mayor experimentación para publicaciones especializadas o carteles.
 
Equilibrio e Inestabilidad.
 
Equilibrio: Consiste en disponer un centro de gravedad a medio camino entre dos pesos. Estos dos pesos, pueden ser equidistantes o formando el mismo grupo. Tenemos tendencia a buscar ejes que descansen en una composición, y por ello se encuentra la estabilidad o equilibrio. Realizar la función opuesta, provocaría inestabilidad.
 
Inestabilidad: Consiste en la ausencia de equilibrio, dando lugar a fórmulas visuales muy provocadoras. Habría que suprimir todo lo que tenga que ver con orden o regularidad.
 
 
LAS 13 REGLAS DE LA COMPOSICIÓN VISUAL.
 
1. Identifica el centro de interés
 
Cada fotografía tiene (o debería tener) un centro de interés. ¿De qué es la foto? ¿Es una fotografía de tu novia? ¿Es una fotografía de las pirámides de Egipto? Debería ser obvio para cualquiera que mire una fotografía saber de qué es la foto. Es lo que se denomina el centro de interés.
 
Aunque se denomine centro, el centro de interés no tiene que ser necesariamente el objeto que esté en el centro de la foto ni ser el objeto que ocupa la mayor parte de la imagen. Es la primera regla de una buena composición, ya que es la más importante. Simplemente decide antes de disparar el motivo sobre el que quieres tomar la fotografía. Todo lo que hay que hacer a partir de ahí es enfocar el elemento sobre el que queremos centrar el interés.
 
 
 
 2. Rellena el encuadre (Fill the frame)
 
Esta regla puede parecer bastante obvia, pero lo cierto es que muchas veces fallamos al aplicarla. Si queremos contar algo en una foto, ocupemos la mayor parte con ese «algo», asegurándonos que se convierte de este modo en el centro de atención. Además, de este modo eliminamos posibles elementos que resten atención.
 
Es un fallo demasiado común el querer sacar demasiadas cosas en una única foto. Al final, lo que conseguimos es que no quede demasiado claro qué es lo que queríamos enseñar. Ante la duda de si algo debe salir o no en la foto, quitalo.
  
3. Apóyate en las líneas
 
Las líneas son un elemento de importancia vital en las artes visuales. Las líneas nos aportan formas y contornos. Con las líneas dirigimos la mirada del espectador de una parte de la foto a otra. Cuando vayas avanzando en el mundo de la fotografía podrás comprobar cómo las líneas son uno de los elementos más eficaces a la hora de dirigir la mirada de quien contempla nuestras fotos hacia donde queremos que mire. Las líneas horizontales, verticales y diagonales son elementos compositivos que aportan significado a las imágenes.
 
Un tipo especial de líneas son las líneas convergentes. Son las líneas paralelas que, por el efecto de la distancia, acaban convergiendo en un mismo punto.
 
 
 
 
4. Trabaja el flujo
 
Después de las líneas, podemos tratar el flujo. El flujo es el modo en el que la mirada del espectador se desplaza de una parte de la fotografía a otra. Una manera de definir el flujo de una fotografía es mediante el uso de líneas. Pueden ser horizontales, verticales, diagonales, convergentes o divergentes. A veces el flujo creado por las líneas es nítido y claro, como los laterales de un edificio que convergen hacia el cielo), o pueden ser menos obvias. Sin embargo, la mirada del espectador debería ser capaz de recorrer los elementos de una parte a otra de la imagen.
 
El flujo crea la ilusión de movimiento (o ausencia de movimiento si se desea). Las líneas diagonales se consideran generalmente más «dinámicas», mientras que las líneas horizontales y verticales se consideran más «estáticas». Un equilibrio cuidadoso de elementos estáticos y dinámicos dará un sentido global de movimiento a tus fotografías.
 
5. Juega con la dirección
 
La dirección es similar al flujo. También crea la ilusión de movimiento. Si hay algo en la fotografía que parezca estar en movimiento, tiene una dirección en la que se mueve.
 
Un ejemplo de esto son las luces de peatones de un semáforo. Cuando está en rojo para los peatones, la figura representa un peatón inmóvil, con las piernas juntas y los brazos bajados. Visualmente, no tiene ninguna apariencia de estar en movimiento. Sin embargo, la figura del peatón en verde que permite cruzar tiene una dirección en la cual se está moviendo. La dirección en fotografía se puede cerar de muchas maneras. Una figura a punto de cruzar una calle puede transmitir movimiento aunque la veamos estática y no se muevan sus brazos y sus pies, porque podemos imaginarla un segundo después cruzando la calle.
 
Del mismo modo, un coche que aparece cortado en el lado izquierdo de una fotografía en la que solo se ve su parte delantera, podemos imaginarlo un segundo después al lado derecho de la foto.
 
 
6. Los elementos repetidos
 
La repetición de algún elemento (unos globos, unos pájaros), dan un sentido de relación de distintas partes de una imagen.
 
Por ejemplo, una bandada de pájaros pueden estar moviéndose en grupo por el aire, definiendo formas interesantes en el cielo y añadiendo información sobre la dirección de la fotografía. En algunas ocasiones puede aportar factores psicológicos, como el sentido de la unión y el compañerismo.
  

 
7. Los colores siempre dicen algo
 
Existen dos tipos de colores, los cálidos y los fríos. Los rojos, naranjas y amarillos forman parte de la gama de colores cálidos. Los azules, verdes y violetas forman parte de la banda de colores fríos.
 
Existen muchos elementos psicológicos ligados a los colores. Por poner un ejemplo, los azules se consideran colores tranquilos, mientras que lo rojos son más temperamentales. Existe mucha literatura al respecto de la psicología del color, por lo simplemente resumiremos que el color tiene una importancia determinante en la composición.
 
En materia de colores hay que prestar atención también al contraste. El contraste se define como la diferencia de luminosidad entre las partes más claras y más oscuras de nuesta foto.

 
8. El interés de los grupos de tres
 
Parece existir una percepción especial de los números impares en fotografía, y en especial de los grupos de tres elementos. Un único elemento puede transmitir soledad o aislamiento, con dos elementos una foto puede quedar demasiado bien equilibrada y estática, y cuatro elementos pueden resultar demasiados para distribuir. Por algún motivo que no se explicar, a las personas nos gusta el número 3. En fotografía suele funcionar la agrupación de tres elementos como centro de interés.
 

9. La regla de los tercios
 
Ya escribimos un artículo que explicaba la regla de los tercios con más detalle. Si nos fijamos en obras de arte en cualquier museo, podremos comprobar que si dividimos un cuadro en cuadrículas de igual tamaño de 3×3, las cuatro intersecciones de las cuadrículas dentro del cuadro marcan los puntos de interés.
 
Trazando esta cuadrícula imaginaria sobre la mayoría de las obras nos daremos cuenta de que elementos fundamentales del cuadro recaen sobre esas intersecciones: ventanas y puertas, ojos, líneas de horizonte, picos de montañas, … Está comprobado que llevando nuestro punto de interés a uno de esos cuatro puntos conseguimos una imagen mucho más interesante.
 
En este sentido, reseñar que existen cámaras que permiten visualizar en su LCD una rejilla (grid en inglés) para trabajar con los tercios, por lo que os animo a que reviseis el manual de vuestra cámara si considerais que os puede ayudar a la hora de mejorar la composición. 

10. El espacio negativo
 
Se considera espacio negativo los grandes espacios vacíos, normalmente en blanco o negro, dentro de una fotografía, normalmente a un lado. El alejamiento del elemento central de la imagen, rellenando el resto de la foto de un espacio vacío nos permite transmitir una información adicional de soledad, aislamiento o calma a la imagen.
 

 

Aunque no es un recurso que vayamos a utilizar habitualmente, no está de más conocerlo. Está enfrentada a la regla de composición consistente en rellenar el encuadre comentada más arriba en este mismo artículo. 

11. Trabajando las tres dimensiones: frente y fondo
 
El contenido del frente y del fondo de una foto es importante. Tanto en el fondo como en el frente tienen aplicación otros elementos compositivos como los colores o las líneas.
 
Lo importante en el frente y en el fondo es que no haya demasiados detalles que puedan distraer la vista del espectador del centro de interés. La mejor herramienta con la que contamos para marcar la diferencia entre el frente y el fondo de nuestras fotos es la profundidad de campo. Gracias a la apertura del diafragma que utilicemos a la hora de hacer fotografías, conseguiremos mayor o menor nitidez en el fondo.
 

12. El enmarcado natural
 
Existen elementos que pueden ayudar a poner un marco al centro de interés de la foto. Algunos de estos elementos son muy claros, tapando completamente parte de la foto, como puertas, ventanas o puentes.
Otros actúan de una forma menos clara, simplemente orientando nuestra vista. Es el caso de las señales de tráfico o las ramas de los árboles, …
 
Cualquier elemento que «encierre» el centro de interés nos permitirá enmarcar la foto, dirigiendo la atención hacia el elemento deseado.
 

13. Las curvas en S
 
Las curvas en «S» son un elemento muy recurrente en fotografía. Está relacionado con la sensualidad. También transmiten moviento y ayudan a conducir la mirada.
En la vida cotidiana encontramos muchos recursos que nos permiten aplicar curvas en «S» en nuestras fotografías. Una carretera, un camino, el curso de un río, … Son elementos visuales muy potentes que dan interés a la fotografía.
 

 
LA REGLA DE LOS TERCIOS
 
La regla de los tercios es, probablemente, el primer recurso compositivo que uno aprende en fotografía. Y probablemente también, es el primero en aprenderse por lo sencillo de aplicar a la vez que efectivo en sus resultados.
La regla de los tercios es un medio simple de aproximación a la proporción áurea, una distribución del espacio dentro de la imagen que genera una mayor atracción respecto al centro de interés.
La regla de los tercios consiste en dividir la imagen en tres tercios imaginarios horizontales y verticales. Los cuatro puntos de intersección de estas líneas fijan los puntos adecuados para situar el punto o puntos de interés de la foto, alejando éste del centro de la fotografía.
 
 
 
Cada uno de estos cuatro puntos de intersección se denominan puntos fuertes. Cuando estemos haciendo una foto, si solo existe un único punto de interés, es preferible situarlo en uno de los cuatro puntos de intersección mencionados en lugar de hacerlo directamente en el centro de la foto.
 
Esto suele generar mayor atracción en el espectador que cuando el centro de interés está en el mismo centro de la fotografía.